El Clásico Regio destila pasión y sabor por una rivalidad añeja y pareja
El futbol tardó en llegar a Monterrey más que en otras ciudades de México. Con la región entregada al béisbol, el Club Monterrey no se fundó sino hasta 1945 y los inicios no fueron fáciles.
Luego de transitar con más pena que gloria por la Liga Mayor, los Rayados se pasaron una buena época en Segunda División, hasta retornar a la máxima categoría al amparo del Estadio Tecnológico en 1960. Con la mayoría de la afición al futbol proveniente de los estratos estudiantiles, la Universidad Autónoma de Nuevo León tardó otros siete años en fundar a los Tigres y, el 13 de julio de 1974 nació, finalmente, lo que hoy se conoce como el Clásico Regio.
Desde entonces, 80 derbis —como se denomina el choque entre los dos máximos rivales de una misma ciudad— han acontecido, con resultados parejos en la estadística —empatados a goles, los Rayados pueden igualar en victorias este sábado a los felinos—, y multitud de historias coloridas alrededor de cada uno de ellos.
Seguramente el recuerdo más amargo del aficionado auriazul es cuando Tigres descendió matemáticamente en 1995-96, luego de que el Monterrey los derrotara en su propia casa por 2-1. El de ambas aficiones, probablemente, cuando previo al Mundial de 1986, jugadores de uno y otro equipo se enzarzaron en una encarnizada pelea que acabó en el túnel de los vestidores.
Los 2.8 goles de promedio por choque dan fe de que ambos clubes han destilado buen futbol en sus cruces, pero en un Clásico siempre hay algo más, y esas 1.04 tarjetas rojas así lo evidencian.
¿Qué nos deparará Mañana?
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Desde entonces, 80 derbis —como se denomina el choque entre los dos máximos rivales de una misma ciudad— han acontecido, con resultados parejos en la estadística —empatados a goles, los Rayados pueden igualar en victorias este sábado a los felinos—, y multitud de historias coloridas alrededor de cada uno de ellos.
Seguramente el recuerdo más amargo del aficionado auriazul es cuando Tigres descendió matemáticamente en 1995-96, luego de que el Monterrey los derrotara en su propia casa por 2-1. El de ambas aficiones, probablemente, cuando previo al Mundial de 1986, jugadores de uno y otro equipo se enzarzaron en una encarnizada pelea que acabó en el túnel de los vestidores.
Los 2.8 goles de promedio por choque dan fe de que ambos clubes han destilado buen futbol en sus cruces, pero en un Clásico siempre hay algo más, y esas 1.04 tarjetas rojas así lo evidencian.
¿Qué nos deparará Mañana?
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