jueves, febrero 15, 2007

Errores costosos

La directiva y el cuerpo técnico de los Rayados tomaron durante los últimos torneos una serie de decisiones que hoy lucen equivocadas y que han terminado minando la confianza del plantel.

Decisiones que en algunos casos pegaron en el ánimo del plantel, por sentir que se ha sido injusto o disparejo para tratar a unos y otros.

Previo al arranque del Clausura 2005, dieron de baja a un par de elementos muy queridos en el plantel: Se trató del brasileño Julio César Pinheiro y del argentino Carlos Casartelli.

No porque les hayan dado de baja, sino por la manera, lo que dejó mal sabor de boca en el equipo.

A Pinheiro le dieron la noticia al cuarto para las 12, por la salida de Guillermo Franco y la llegada de Hugo Rodallega.

A Casartelli, en tanto, le dijeron que no entraba en planes a punto de subir al autobús para ir a un partido en la pretemporada, luego de que el argentino jugó todo un torneo con el dedo fracturado y con mucho dolor. No era manera de pagarle.

Luis Pérez estuvo tentado por el Guadalajara,
mientras negociaba con la directiva su extensión de contrato, que al final firmó.

Algunas versiones señalaron que no quedó muy contento con el trato de la directiva, que después se lo ganó al apoyarlo de manera total en su accidente automovilístico.

Walter Erviti también mostró su descontento por la manera en que manejaron el interés de River Plate por sus servicios.

Tampoco se ha sido equitativo con los regaños, por ejemplo, cuando Herrera exhibió a Felipe Baloy en una conferencia de prensa llamándole
"niño tonto", situación que no hizo con Joel "Chícharo" González, cuando ambos fueron expulsados en el mismo partido.

A otros tampoco les agradó que se le permitiera a Leandro Gracián no entrenar, mientras estaba el interés de Boca Juniors.

A ello se agregan las fallas al momento de traer a los refuerzos, pues para sustituir a Franco y Alex Fernandes, contrató a Reinaldo Navia y Rodallega, quienes no respondieron a las expectativas, incluso salieron entre medidas disciplinarias.

Se contrató a Sebastián
Abreu, pero hasta ya iniciado el torneo Herrera se dio cuenta de que no encajaba en el sistema de juego.

Para este torneo, corrieron de nuevo el riesgo, regresaron a Rodallega, quien no pudo en su primer torneo, y a Rolando Zárate, de cuya calidad ha dado muestras, pero sin ser constante y con las dudas de su estado físico.

Por último, tardaron en ponerle un límite a Gracián y al Boca Juniors, quien lo estuvo tentando para llevárselo.

Lo que comenzó muy bien en la era de Herrera, se ha ido cayendo al ritmo
de decisiones que no ayudaron y sí perjudicaron.

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