lunes, enero 22, 2007

Baños de suerte

Las salvadas de Jonathan Orozco permitían a los Rayados respirar con cierto alivio al evitar una derrota que parecía inminente...

Pero al minuto 92, Santiago Baños empujó el balón a las redes enemigas y les dio lo que ya muchos no esperaban: la victoria de 1-0 ante el Santos, en el arranque del Clausura 2007 en suelo regio.

Jesús Arellano cobró un tiro de esquina desde la derecha que Rolando Zárate conectó con la cabeza y el balón quedó a la deriva en el área chica de los laguneros, donde apareció Baños para anotar el gol del agónico triunfo albiazul.

El Estadio Tecnológico, con 34 mil almas, estalló en júbilo mientras los jugadores corrían a abrazar a Baños, el hombre que intenta renacer tras dos años y medio de un viacrucis de lesiones de rodilla.

Quizá entre los que más aplaudieron estaban los Tigres, porque la victoria albiazul impidió que el Santos se acercara a seis puntos de su equipo, en la lucha por no descender.

Pero el Monterrey no puede estar tranquilo, porque el Santos creó las mejores
oportunidades, y pese a estar más cerca de anotar y de ganar, se fue con la derrota. Por ello, Orozco, de 20 años de edad, se alzó como la figura del partido al atajar al menos cuatro o cinco jugadas claras de gol en la segunda parte.

Al 53', el "Jona" detuvo un fuerte cabezazo de Fernando Ortiz, y al 64' atajó a corta distancia otro testarazo, ahora de Eliomar Marcón, quien en el contrarremate voló el esférico.

Y siguiendo con su concierto de atajadas, el joven portero voló al 70' para desviar un
tiro de Daniel Ludueña desde fuera del área y tres minutos después sacó otro cabezazo de Ortiz.

Pero además, tuvo suerte, porque al 85' fue superado por un potente tiro cruzado de Matías Vuoso, pero el balón salió rozando el poste.

Al Monterrey le pesó la ausencia de Leandro Gracián y la baja de Luis Pérez por lesión apenas al 18', pues careció de toques aceleración y mejor acompañamiento en el desdoble ofensivo, para aprovechar la movilidad de Carlos Ochoa y Hugo Rodallega.

El cuadro albiazul,
en cambio, cayó en exceso del pase largo y frontal, o de los centros al área, intentando que Rodallega u Ochoa bajaran o remataran el esférico.

Muy pocas veces los Rayados se plantaron con peligro ante la meta santista, pues la mayoría de sus jugadas de peligro fueron a través de tiros de media distancia, como los intentos de Hugo Rodallega en tres de ocasiones, y otro de Ernesto Serrato.

El técnico albiazul, Miguel Herrera, envió al 66' a Rolando Zárate por Ochoa, quien había estado errático, y el
argentino hizo un buen trabajo como poste, para recibir y tocar el balón en el último tercio de la cancha, para el arribo de sus compañeros.

Al 79', Arellano desperdició una opción muy clara a centro de William Paredes, pues pese a entrar sin marca, cabeceó desviado, mientras que dos minutos después Oswaldo tapó un potente disparo de Rodallega.

El Monterrey encimó en los últimos minutos, mientras Santos aprovechaba los espacios, pero entonces el frío no sólo era una descripción del clima que se sentía,
también del estado de ánimo en las tribunas del Tec, a excepción de un ciento de fanáticos laguneros, para quienes el empate era ganancia.

Vendría entonces el último suspiro del partido y con él gol agónico de Baños que sirvió para rescatar tres puntos y cambiar la amargura por la alegría, pero que no asegura que el futuro del Monterrey en este torneo será feliz.

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