Oswaldo Sánchez camina por el centro de esta ciudad con la cara en alto, con la seguridad de que la situación del Santos mejorará muy pronto.
Es cierto, los Guerreros aún no suman puntos en el Clausura 2007 y la problemática que viven en la tabla porcentual (penúltimo lugar) cada vez los agobia más, pero el capitán lagunero solicita paciencia a su nueva afición.
"El equipo no ha corrido con la suerte que hubiéramos deseado, pero hay que estar tranquilos", aconseja el guardameta. "Tengo fe en que sacaremos esto adelante. Le digo a la gente que no se preocupe, porque daremos nuestro máximo esfuerzo para evitar descender".
Oswaldo aún se pierde en Torreón. No conoce todas sus calles y, por lo pronto, prefiere moverse en la zona que ya tiene dominada, pero no rehúye al compromiso que adquirió cuando fue contratado.
"Lo primordial es salvarnos, salir de la zona de descenso", reitera, mientras se detiene en la entrada del mercado Juárez, el cual pierde la tranquilidad que lo suele caracterizar los lunes por la mañana cuando los locatarios y clientes se percatan de la presencia del tapatío.
Imagen que se repite en cada esquina en la que detiene su camioneta para preguntar a los transeúntes qué avenida debe tomar para ir al centro.
"Sería muy bonito que, al final del torneo, el equipo esté tranquilísimo, en zona de no descenso", desea, mientras la gente se arremolina en torno a él para pedir un autógrafo. "Sería una gran satisfacción, porque cumplirías metas como ser humano, que van más allá de estar en un club que siempre aspira al título".
Porque, reitera, el dinero ofrecido por el Santos no fue lo que lo sedujo.
La estabilidad familiar que actualmente goza y el reto de ayudar a que un conjunto evada el descenso, fueron los dos factores que lo enamoraron de la propuesta lagunera.
"Es lo bonito que tiene esto del futbol, porque me hubiera podido quedar como rey en Guadalajara", subraya. "Pero el ser humano que vale es el que tiene que buscar cosas difíciles, retos nuevos, importantes.
Y su nueva afición parece estar consciente del compromiso.
El comienzo de la etapa de Oswaldo en
Su carisma está por encima de los dos fracasos iniciales.
"Oswaldo, regáñalos, que no te dejen tan sólo", le dice una señora, justo cuando Sánchez firmar una playera santista.
"Estoy muy contento e ilusionado con la respuesta que he tenido de la gente", reconoce. "Tengo muchas ganas de hacer muy bien las cosas aquí en Torreón".
La ciudad, por lo pronto, está rendida a sus pies.
Antes de regresar a su camioneta, posa para decenas de fotografías y firma otra inmensidad de autógrafos, al tiempo de que los pequeños Oswaldo y Sofía no se sueltan de su mano izquierda.
"Me gustaría mucho que toda esta gente estuviera tranquila, pero sé que eso sólo se lo podemos dar con buenos resultados", reconoce. "Hay que seguir trabajando para que los puntos lleguen. Las dos derrotas duelen, pero no podemos quedarnos a lamentarlas. Hay que pensar en lo que sigue".
Oswaldo sabe que la lucha apenas comienza y que él debe ser uno de los principales paladines de los Guerreros.
Por eso camina con la cara en alto, con la tranquilidad de que el objetivo se cumplirá.
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