Gracián harta a sus compañeros

La actitud de Leandro Gracián de no entrenarse al parejo de sus compañeros ha empezado a hartar a los jugadores del Monterrey.

Y es que ayer, al finalizar la práctica del conjunto albiazul, varios jugadores de los Rayados se quejaron fuerte de la actitud del argentino, quien en lugar de trotar, decidió sentarse en el medio del campo.

"Dile que corra como todos, güe...", se escuchó decir a un jugador en un grupo donde venían elementos como Christian Martínez, Felipe Baloy, Jesús Arellano y Carlos Ochoa, entre otros.

"¡Si no quiere, que se vaya a la ve...!", contestó un jugador, evidenciando la molestia de los jugadores, ya que el argentino, que no está lesionado y se le paga muy bien, no entrena por estar supuestamente bajo de ánimo ante la negativa del Monterrey de venderlo al Boca Juniors.

Un programa televisivo local ventiló la conversación de los jugadores de los Rayados, que no sabían que estaban siendo videograbados y que se dio al final del trabajo táctico del equipo. A Gracián se le dio la oportunidad de jugar con los titulares, y no se vio bien, tanto, que terminó jugando con los suplentes.

Gracián se sentó e hizo como que no escuchó al preparador físico JoséRangel, cuando lo llamóa trotar, y éste siguió sentado.

"Le habló el profe Rangel, pero no le hizo caso, se fue a sentar. Creo que va a haber muchos problemas, compadre. Mejor que se retracte o que lo
manden a los Rayaditos", se escuchó decir a un jugador.

Hace días ya algunos jugadores optaban porque se fuera el argentino, incluso el propio técnico en entrevista lo dejó claro, pues iba a quedar resentido.

La directiva optó por dejarlo, cerrar la negociación con Boca Juniors, pero el jugador sigue aferrado y ahora su actitud está afectando al grupo, ya está entrenando, pero no como quisiera el cuerpo técnico, y si
sigue así el más afectado, además del Monterrey, será el propio jugador.

Al cuestionar a la directiva albiazul y a Miguel Herrera respecto a lo que dijeron los jugadores en la grabación, prefirieron no opinar nada, argumentando que ellos no habían escuchado las palabras y expresiones
de sus elementos.
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